BLACK MIRROR
Black Mirror es una serie de televisión británica y
estadounidense creada por Charlie Brooker. La serie gira en torno a cómo la tecnología afecta nuestras vidas, en
ocasiones sacando lo peor de nosotros; Brooker ha señalado que cada episodio
tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente,
pero todos son acerca de la forma en que vivimos.
1. Porque es breve e intensa
Ponernos a ver siete temporadas de doce capítulos de
una hora cada uno nos da pereza. Pero con Black Mirror no hay excusas.
Temporadas de tres y seis capítulos autoconclusivos de entre 40 minutos y una
hora, episodios sin una continuidad argumental que se disfrutan tanto por
separado como en un maratón seriéfilo. Eso sí, historias llenas de tensión,
angustia, dudas, miedo y reflexión.
2. Por su innovación
Black Mirror ha sido calificada por muchos como una joya
televisiva imprescindible. Su formato y su estilo dan un paso al frente y nos
sorprenden capítulo tras capítulo. Cada uno de sus episodios muestra con una
cruel originalidad los peligros de la tecnología en la sociedad desde
diferentes perspectivas. Con ese trasfondo crítico se exploran las diferentes
caras de un mundo trágico no muy alejado al nuestro. Algo que nos excita tanto
como nos irrita.
Las historias giran alrededor de una figura humana torturada
ante la indiferencia de una sociedad opresiva, amoral y sin compasión alguna.
Lo único que cambia son las herramientas con las que hacer enloquecer a la
víctima. Poco podría imaginar Hobbes que la tecnología podría hacer tanto mal.
Todo un desesperanzador canto al porvenir y a nuestra naturaleza errática.
4. Por su necesario criticismo
Estamos enganchados. Ya sea al móvil, al ordenador, a la
tablet o a la televisión. Black Mirror es ese espejo en el que nos miramos
obsesiva y compulsivamente todos los días. Charlie Brooker es consciente de los
abusos de una tecnología que parece no tener límites y eso, sumado a la maldad
humana y al sadismo irónico del autor, nos lleva a esta corrosiva sátira de la
modernidad. Hay hostias por doquier y todos recibimos.
5. Porque aún hay más
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